martes

Carlos ya no ríe, dice que nunca supo hacerlo, pero aún así, la engañó a Inés. La envolvió como se envuelven los cuellos en invierno, con su suave bufanda de colores, y le prometió cucharadas de miel.
Carlos ya no ríe, dice que nunca pudo hacerlo, aunque jura que lo intentó.
A veces Inés le dobla los labios, en un fracasado intento de dejarlos como el cierre de un paréntesis. Carlos se siente mejor, imagina que sonríe.
Carlos no quiere reír, Inés dice que su bufanda ahora es gris y sus cucharadas de limón. Ella ya tampoco sonríe, y me cuenta que por ello, de Carlos ya se olvidó.

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