miércoles

Una sonrisa puede tener infinidades de motivos.
Un buen recuerdo logra modificar la curvatura de la boca 2 milímetros hacia arriba y hasta algunas veces en consecuencia los ojos responden largando un particular brillo.
Pero en cambio, cuando los recuerdos son negros la sonrisa que habíamos logrado en la oración anterior se desfigura; la cara se afloja, y la boca cae súbitamente hacia abajo mientras los ojos se desenfocan.
El tiempo es cuestión de segundos, algunos ni lo perciben, otros parecen querer ejercitar los músculos del rostro durante todo el día ya que van continuamente de recuerdos en recuerdos logrando un especie de baile con sus facciones.
Una sonrisa puede tener infinidades de motivos.
Una simple visita, un entrecruzamiento de miradas con una persona especial, logran producirte un cosquilleo que sube hasta localizar tu cara, enrojecer tus cachetes y dar aspecto de satisfacción.
Por lo general, la persona con la que intercambiamos la mirada corresponde a nuestra sonrisa con la misma mueca, haciendo que nuevamente se produzca el cosquilleo, pero esta vez desciende hasta establecerse en el estómago.
Una sonrisa puede tener infinidades de motivos.
Una frase, una palabra, pronunciadas correctamente logran muchas veces producir un calor en el pecho, un repique en nuestros corazones. 
Un susurro que nos traspasa los oídos y se dirige directamente a esa parte del cuerpo que sabe que es más vulnerable.
Un gesto, una acción en el momento correcto, logran calma y bienestar a la persona a la que vayan dirigidas.
Un suspiro largo les contesta en aprobación, y son correspondidas con iguales caricias.
Una sonrisa puede tener infinidades de motivos.
La sonrisa es automática, esta siempre preparada para ponerse en play, cualquiera puede disponer de ella durante las 24 horas.
La sonrisa es fácil, libera tu mente, se mezcla con el aire, reconforta.
Tiene infinidades de motivos, como también infinidad de significados.

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